Nunca nadie dijo que la mediocridad es el pulgón de una mente inquieta y creativa, a pesar de la turba de citas célebres sobre el tema. Y, si así hubiese sido, posiblemente habría dado lugar a una frase más regia y de aire inapelable. Sin embargo, no por ello se le resta veracidad, la principal trampa de este mal es que no siempre se es capaz de identificarlo a la primera. La mediocridad y los folios en blanco, constantemente acaban por encontrarse.
¿Y qué son estos? Ni más ni menos que un pedazo de papel virgen capaz de adquirir un significado asociado distinto para cada creativo, que, habitualmente y siempre dependiendo del estado emocional del susodicho, ronda entre la motivación por un nuevo proyecto o la frustración y el sentimiento de culpa ante el infame bloqueo artístico. Eso es un folio en blanco. Puede representarse de muchas formas, tanto en su formato tradicional: reciclado, con plantilla de cuadrícula, de alto gramaje y rugosidad, con pentagramas, parte de un cuaderno; como en digital, una pantalla en blanco con un palito que parpadea imperiosamente al inicio de la primera línea. Y, si no te encuentras en ninguna de las dos caras de la moneda, es posible que tengas 'el pulgón'. La inventiva no suele manejarse con medias tintas.
En cualquier caso, poco puede escribirse que no se haya reflexionado ya acerca de la creatividad o cómo recuperarla cuando esta se desvanece. Así como la importancia de dotar de corporalidad a nuestros proyectos personales, sacarlos de nuestra cabeza, donde no existen, y trabajar sobre ellos a diario, mimarlos. A pesar de que nos infunda miedo, inseguridad o incluso rechazo su resultado. Habitualmente es cuestión de tiempo y de vivir nuevas experiencias, estimular la mente, evitar por todos los medios el estancamiento, el ser predecible, repetitivo, monótono. Hasta que, un buen día, llega la revelación, esa en la que se muestra como obvio lo que ya llevaba siéndolo durante días, semanas, meses o años.
En cambio, no suele suceder que el testimonio de otras personas, las palabras de un artículo como el aquí presente o una lista de "10 consejos para salir del bloqueo artístico" logren que alguien, efectivamente, experimente un salto milagroso hasta ese punto. Son simples conductores de empatía, frases que provocan un sentimiento de hallarse comprendido por alguien más, pero nadie va a llenar tus folios en blanco más que tú mismo. Es el momento de dejar atrás a Paulo Coelho.
Reflexionar sobre la mediocridad puede sonar como algo pretencioso, sobre lo que llevamos unos momentos dando vueltas. No obstante, es esencial si se concibe acerca de la propia, no entendida esta en comparación con la capacidad y resultados de otros; sino acerca de la confrontación entre aquello que uno mismo está ofreciendo al mundo y de lo que se es realmente capaz.
En la mediocridad, el tiempo pasa volando, se trata de un estado de comodidad; cuando esta se advierte, aparece el estancamiento, pero hay que salir de ahí. Sin planificación excesiva, sin una vorágine de pensamientos que acaben en ilusiones y deseos infructuosos, y dar los primeros pasos. Al final de los años, lo más valioso para un creativo son sus propios proyectos, los que dependen enteramente de sí mismo, de su visión particular. Será los que perduren tras él y relaten por sí solos quién es su autor.
En la mediocridad, el tiempo pasa volando, se trata de un estado de comodidad; cuando esta se advierte, aparece el estancamiento, pero hay que salir de ahí. Sin planificación excesiva, sin una vorágine de pensamientos que acaben en ilusiones y deseos infructuosos, y dar los primeros pasos. Al final de los años, lo más valioso para un creativo son sus propios proyectos, los que dependen enteramente de sí mismo, de su visión particular. Será los que perduren tras él y relaten por sí solos quién es su autor.
Hablemos con claridad, estas líneas no pretenden educar, orientar, demostrar o sentar cátedra sobre nada, ni siquiera conforman uno de esos testimonios que intentan ofrecer una mano amiga, como mencioné. De hecho, a pesar de que tenía en mente sobre qué quería escribir en este texto, ha resultado distinto. ¿Es posible que en un tiempo, incluso días u horas, piense "Qué horror de artículo"? Sí. Pero, en realidad, nada de eso, lo que aquí os digo o lo que penséis, tiene importancia, porque este es sencillamente mi folio en blanco. O, al menos, lo era.
Y estoy de acuerdo contigo, en más de una ocasión el folio en blanco incluso se puede ver reflejada en los pasos que tenemos que dar y estamos ahí con la mente en blanco sin saber que hacer, ojalá se nos pasase en un santiamén esa sensación de dejades, en mi caso me he propuesto luchar contra ella
ResponderEliminarUn bes💕
¡Hola! Completamente, y justo lo necesario para superarlos es lo que dices: ser consciente de ello y tener la actitud para avanzar. ¡Gracias por tu comentario!
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